Otra vez el fotógrafo juega con la luz y las sombras, iluminando a lo sumo algunas zonas y dejando en plena sombra otras, utilizando pero solamente la luz natural.
Las fotos son cuatro y cada una se distingue por una particularidad propia . El primer tronco recuerda de manera impresionante una cara: un ojo abierto otro cerrado y la protube rancia de la nariz. Es ésta la imagen que más refleja el símbolo del tótem. El segundo tronco tiene una valencia más espiritual, más profunda: los signos marcados de las incisiones humanas, símbolo del poder humano sobre la naturaleza, las incisiones pueden ser leídas como promesa eterna en el tiempo. La tercera fotografía es la preferida de Vincenzo: la sombra de la hoja que se reproduce sobre el tronco es lo que lo ha impresionado. Además ésta es la que más representa la elevación al cielo del tronco del árbol que se distende hacia el alto, erecto e imponente. El último tronco nos impresiona por la “texture” por los numerosos signos naturales sobre su corteza.